Cuidar a las infancias parece no ser prioridad. Desde las aulas se advirtieron situaciones de violencia en los hogares, aún así algunos la creen innecesaria. Hablan docentes y describen la importancia de la Educacion Sexual Integral.
Hace casi 20 años existe la Educación Sexual Integral (ESI), todas las escuelas deberían haber incorporado la misma. Su importancia radica en su contribución al desarrollo integral de los y las estudiantes, fomentando el respeto, la igualdad y la diversidad. Permite prevenir situaciones de violencia, discriminación y abuso, promueve la prevención de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) y embarazos no deseados. Ayuda a tomar decisiones informadas y autónomas sobre la vida sexual y la salud de la población.
En Argentina, fue establecida a través de la Ley 26.150 sancionada en el año 2006. Así, se obligaba que la ESI esté en todos los niveles y modalidades del sistema educativo.
En el año 2025, nos encontramos con 13 provincias que seguirán sosteniendo los contenidos a pesar de los recortes del financiamiento por parte del Gobierno Nacional. Estas son Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Buenos Aires, Salta, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego.
La ley fue y es objeto de resistencia y objeciones, pero son miles de docentes la que la defienden. Ha venido a generar un espacio seguro donde pueden niños, niñas y adolescentes pueden encontrar información, preguntar y reconocer situaciones de violencia.
La ministra de Educación de Corrientes, Práxedes López, dijo en un programa radial: “Gracias a la ESI detectamos abuso de muchos alumnos, porque se atrevieron a contar qué cosas estaban mal y qué cosas estaban bien».
«Para Corrientes fue muy importante y sigue siendo la Educación Sexual Integral, hay que saber hacerlo”, continuó y agregó, “con las precauciones y respetando el niño y lo que los padres querían”.
En las aulas
“Es un tema que se trabaja hace mucho tiempo en las escuelas, desde la sanción de la ley está en las aulas. Se incorporó en el diseño curricular. Sabemos que es un derecho y la provincia se hizo eco de esto”, dijo Lina Lezcano directora de la Escuela N°7 de la ciudad de Corrientes en el programa Las del Nea.
Al mismo tiempo, explicó que “todas las disciplinas ya tienen incorporado los contenidos que se pueden trabajar con la edad de cada niño, siempre respetando el cuidado del cuerpo y el derecho a tener identidad; cada área, desde su perspectiva”.
La docente, comentó que trabajan con material que había enviado el anterior gobierno nacional y también otros que acercó la Provincia.
“Algunos malinterpretan, pero lo que se busca es el cuidado que necesitan todos los seres humanos”, remarcó y señaló que “antes de hablar con los chicos, informamos a los tutores qué vamos a trabajar”.
Por su parte, Elisa Fernández, de la Escuela Nº 867 «III Brigada de Infantería», del paraje Ñandubay a 12 kilómetros de Perugorría, contó su experiencia. Ella fue docente casi 40 años y los últimos en esta institución rural.
“Cuando aparece la ESI primero se consideraba como un tema tabú. Hablar con los chicos y los padres de esos temas estaba prohibido. Siempre tuve, el último año de la primaria, 7mo y 6to grados. Es un tema que se tiene que tratar, siempre me interesó hablar con ellos, desde el conocimiento y que ellos también puedan expresarse”, contó.
La maestra recordó que la le viene a “abarcar de manera integral, transversal, este tema”. Ya que, la parte biológica del cuerpo ya se dictaba en Biología.
“Al comienzo fue muy difícil pero luego tuve papás y mamás que me pedían que seamos los docentes que hablemos con ellos. Sobre todo de la menstruación, que costaba dialogar sobre eso en las casas. Hay personas, sobre todo en la zona rural, a las que les cuesta hablar de ciertos temas. Hablamos con los chicos en determinados tiempos programados o cuando veíamos la necesidad, cuando surgía algún acontecimiento aprovechábamos la oportunidad para hablar”, dijo.
La seño, como la llaman los chicos y las chicas, repitió varias veces la palabra “respeto” del uno y del otro. Prevenir abusos y también aceptar las diferencias.
Texto y foto: Clarise Sánchez Soloaga






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